Europa tiene una oportunidad única para ser la voz de las personas. Puede liderar un histórico Segundo Renacimiento, donde el Ser Humano se sitúe en el centro y sea la Tecnología la que se ponga a su servicio.

2020 marca el comienzo de una nueva era donde la Inteligencia Artificial y el Internet de las Cosas Conectadas e Inteligentes lo transformarán Todo. La experiencia nos ha enseñado que las virtudes de estas nuevas tecnologías no están garantizadas, por lo que tenemos que reflexionar más que nunca, para que el camino se trace correctamente en todos los posibles escenarios.

El cómo se debe llevar a cabo es algo que nos preocupa a todos, por lo que ha llegado el momento de pasar a la Acción, de una forma Innovadora, que ponga al Ser Humano en el centro de todo. Es lo que llamamos el Segundo Renacimiento, una época marcada por un movimiento trascendental, el TecnoHumanismo, que tiene como máxima poner la Tecnología siempre al Servicio del Ser Humano.

Y para ello dos son los pilares básicos de actuación, el Desarrollo de una Ética para el uso adecuado de la Inteligencia Artificial y el Internet del Todo (IANética), y la Educación/Formación de un nuevo concepto de TecnoCiudadano que conozca como se transformará el mundo y cuál es el camino que puede seguir para ser parte activa de esta Nueva Revolución, La Cuarta Revolución Industrial.

El Primer Renacimiento

El Primer Renacimiento fue el nombre dado en el siglo XIX a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI. Fue un periodo de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después por toda Europa.

El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El término «renacimiento» se utilizó reivindicando ciertos elementos de la cultura clásica griega y romana, y se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa medieval. En esta nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por el antropocentrismo.

El Manierismo, conocido para algunos críticos como Segundo Renicimieto, no nació como una reacción contra el Alto Renacimiento sino como prolongación lógica de algunas de sus tendencias y realizaciones. El término lleva normalmente a una confusión, porque existe una tendencia a verlo como si se tratara de un movimiento de vanguardia, es decir, dotado de una dirección consciente y que reacciona contra el momento inmediatamente anterior. Por este motivo no debe entenderse como un movimiento homogéneo sino que es preciso atender a las particularidades y matizaciones que cada autor le confiere. Nosotros no lo consideramos como un verdadero Segundo Renacimiento, y hemos preferido adoptar este término para definir la época actual que estamos viviendo gracias al apogeo de la Cultura y Tecnología Digital.

El final de la Edad Contemporánea

La eclosión de la Inteligencia Artificial, la Genómica o el Internet del Todo han generado tantos cambios sociales y económicos que hoy en día se apuesta por renombrar nuestra época.

La historia se ha dividido en: prehistoria, desde que surge el hombre hasta la aparición de la escritura; la edad antigua, desde la invención de la escritura -5000 a. C.- hasta el año 476 d. C., con la caída del imperio romano; la edad media, desde el año 476 hasta 1453, año en que Constantinopla cayó en poder de los turcos; la edad moderna, que se extiende desde 1453 hasta 1789, año en que estalló la revolución francesa y, por último, la edad contemporánea, desde 1789 hasta la actualidad, aunque el Reino Unido no reconoce este periodo porque para ellos todavía estamos en la edad moderna

Durante la última década ha habido unos cambios tan radicales que justificarían una nueva edad sin saber cuál debería ser su nombre más apropiado, pero no son nada comparables con los que se van a producir en la siguiente década que comienza en 2020. Entramos en un nuevo periodo marcado por la Cuarta Revolución Industrial, la Cuarta Transformación Digital, la eclosión de la Cibernética, la Genómica y el nuevo Internet del Todo hiperconectado que permite un conocimiento universal ubícuo y accesible a tiempo real.

Estas revoluciones han generado nuevas formas económicas que ya no se centran en la producción de alimentos (revolución neolítica) u objetos (revolución industrial), sino en bienes intangibles y conocimiento. El periodo engendra un nuevo tipo de sociedad que comienza a denominarse Sociedad Postindustrial o Sociedad del Conocimiento. Es una nueva era marcada por dos tecnologías principales, la Inteligencia Artificial y el Internet del Todo, que a pesar de llevar asociados unos riesgos existenciales para el Ser Humano sin precendentes, suponen muy acertadamente el fin de la Edad Contemporánea.

TecnoHumanismo

La Cuarta Revolución Industrial es la Génesis del TecnoHumanismo, y no solo supone la Revolución de la industria sino también la del Ser Humano tal como lo conocíamos.

Estamos ya inmersos en la Segunda Revolución Cognitiva, caracterizada principalmente por abrir horizontes ocultos, como son el descubrimiento de estados mentales desconocidos y el logro, tantos siglos soñado, de alcanzar la inmortalidad. Es por ello que algunos transhumanistas de reconocimiento mundial como Ray Kurzweil, llegan a afirmar que los primeros superhumanos inmortales caminan a día de hoy entre nosotros. Por otra parte, la Inteligencia Artificial nos está metiendo de lleno en la Segunda Era de la Máquina, con la que se va a producir la transformación más importante de la organización social, laboral, económica y política que jamás se haya conocido.

Este nuevo movimiento TecnoHumanista debe ser cuidadosamente formulado para intentar situar al Ser Humano en el epicentro, y hacer que la Tecnología se ponga al servicio de sus valores y no al contrario. Entramos en la era del Segundo Renacimiento para el que hay que crear un nuevo tipo de perfil, el TecnoHumanista, que recupere la Mética, junto a la Lógica y la Mística y focalize las fortalezas de la Tecnología a través del Positivismo Mental y el TecnoOptimismo.