¿Por qué la quinta revolución industrial debe basarse en el empoderamiento humano?
Una de las claves de la V edición de Emergentes 2022, organizada por la Asociación de Empresas de Tecnología, Consultoría e Innovación de la Comunitat Valenciana (AECTA) celebrado en Las Naves, bajo el lema “Inteligencia Artificial y Humanismo” trató de dar respuesta a esta pregunta.
Hay que poner la tecnología al servicio de las personas, que esta sirva para crear el mejor mundo posible y que la era de la incertidumbre en la que nos encontramos llegue a buen puerto con la labor de todos.
Durante este encuentro se explicó cómo, en la actualidad, nos encontramos en la cuarta revolución industrial pero nos acercamos ya a la quinta revolución industrial porque nos hemos olvidado de algo tan importante como son las personas. El contexto teórico de la cuarta revolución industrial habló mucho de las máquinas y la tecnología pero poco de las personas.
València y el proyecto IANética, pioneras en el tecnohumanismo
València fue de hecho, hace un par de años, gracias a la inauguración del proyecto IANética de tecnohumanismo en Las Naves, pionera en esta visión.
En la cuarta revolución industrial se dice que los humanos, para poder seguir el ritmo de capacidades inmersivas, tienen que transformarse. Y de hecho, sería factible que se tuvieran asistentes personales basados en la IA, pero siempre y cuando los humanos tengan el control sobre esa tecnología.
El tecnohumanismo dice que la tecnología siempre debe estar al servicio de las personas. Y el transhumanismo dice que hay que transformar al ser humano para que siga el ritmo de la tecnología, pero no es la visión que se debatió en este encuentro.
La cuarta revolución industrial habla de que hay que digitalizar todo aquello que no se ha digitalizado hasta el momento. Crear fábricas inteligentes es un beneficio muy importante, ya que su objetivo es la eficiencia, sostenibilidad medioambiental y el residuo cero.
Sin embargo, esta situación tiene otra lectura y es la de que la fábrica quedará en manos de las máquinas, y por tanto, cada vez más, fuera de las decisiones humanas.
Freno a la experimentación tecnológica con personas
En los últimos 10 años, se puede comprobar como ya hay robots que hacen repartos prácticamente solos, fábricas prácticamente digitalizadas. Neuralink, anunciada hace dos años por Ellon Musk, era el primer neuroimplante humano-máquina. O el Crédito Social en China, donde los vecinos puntúan a cada ciudadano. Y estos ejemplos lo son de transhumanismo.
Y en este tipo de tecnología ya se abre el debate ético y la necesidad de poner freno, porque no se puede experimentar la tecnología con las personas.
Gracias a proyectos como IANética, debates y congresos internacionales que están poniendo el foco en la necesaria humanización de la tecnología se han logrado cuestiones tan relevantes como una primera ley llevada a cabo por Bruselas y que entrará en vigor en abril de 2023 sobre la IA en la que explícitamente se prohíbe el crédito social .
Todos los grandes modelos de inteligencia artificial, unidos a formas humanas hiperrealistas, a través de la Realidad Aumentada, el diseño, o el metaverso, sin regulación, generan un perfil emocional que es peligroso porque ni siquiera las personas se conocen emocionalmente. Por lo que, las empresas deben tener su acceso restringido hasta que exista una regulación en torno a ella.
A lo largo de las ponencias, se debatió cómo la visión tecnohumanista no quiere un futuro tecnológico, si no es humano y al servicio de las personas. Y por ello, la característica fundamental de la quinta revolución industrial debe ser el empoderamiento humano. En esta quinta revolución industrial se delegarán las tareas mecánicas, peligrosas y rutinarias a la IA.
De este modo, el humano podrá disponer de más tiempo para llevar a buen puerto esas tareas que solo la razón puede ejecutar y las máquinas estarán al servicio de los humanos. Y siempre y cuando la supremacía de los humanos sobre las máquinas peligre, será necesario una nueva reflexión con su consiguiente marco regulatorio.