La identidad digital está formada tanto por los datos del usuario presentes en el Ecosistema Digital y en Internet como por sus acciones, opiniones, fotos, videos, navegación, interacciones y huella digital, pero también por las publicaciones que otros han hecho sobre él. En términos de gestión de identidad digital y de protección mediante un derecho fundamental, las áreas clave de interés son la privacidad y la seguridad.

El derecho a la Identidad Digital se refiere a la protección que se brinda a la información personal que se encuentra en Internet, en el nuevo Metaverso y en general en todo el Ecosistema Digital. Este derecho debe asegurar a las personas tener el control sobre cómo su información es utilizada y compartida, así como proteger su privacidad y evitar el uso indebido de sus datos.

En muchos países, el derecho a la identidad digital ya está contemplado en leyes y regulaciones que establecen los límites para el uso de la información personal. En la mayoría de los que han llevado a cabo Leyes sobre Protección de Datos Personales se establece que toda persona tiene derecho a conocer, actualizar y rectificar sus datos personales que se encuentren en poder de una empresa o entidad. Por ejemplo en el caso de España, la Ley General de Protección de Datos establece que las empresas deben obtener el consentimiento de las personas para el tratamiento de sus datos personales y garantizar su seguridad.

Sin embargo, a pesar de que existen leyes y regulaciones que protegen el derecho a la identidad digital, existen muchos desafíos para garantizar su cumplimiento en esta Era Digital y su acelerado ritmo de cambios. Uno de los principales retos es la falta de conciencia y conocimiento sobre este derecho entre la población. Muchas personas no son conscientes de las implicaciones del uso de Internet, las Redes Sociales, o el nuevo Metaverso, en términos de privacidad y protección de datos personales. En la mayoría de casos, las personas no leen los términos y condiciones de los servicios digitales y, por lo tanto, no son conscientes de cómo se utiliza su información, ni la huella digital que está siendo almacenada.

Pero el mayor desafío es la falta de regulación efectiva. Aunque existen leyes que protegen el derecho a la Identidad Digital, estas no son suficientes o no se cumplen adecuadamente. Esto posiblemente ocurre debido a la falta de recursos para hacer cumplir las leyes, o bien debido a la falta de conocimiento o capacitación en cuanto a cómo proteger la propia privacidad. Además, en muchos casos, las empresas no cumplen adecuadamente con las regulaciones existentes en cuanto a la protección de los datos personales que conforman la identidad digital. Existen diversos motivos, como son los modelos de negocio para obtener beneficios a través del uso de la información personal de los usuarios, o bien por la falta de conciencia sobre la importancia de proteger la privacidad de los usuarios.

Para enfrentar estos desafíos, es importante que se promueva una mayor conciencia y conocimiento sobre el derecho a la identidad digital. Esto incluye educar a las personas sobre las implicaciones del uso de Internet, las Redes Sociales, los Mundos Virtuales y el nuevo Metaverso en términos de privacidad y protección de datos personales, así como proteger su integridad y evitar la suplantación. Es importante que se fortalezca la regulación y se asegure su cumplimiento, mediante una mayor inversión en la digitalización y actualización de las instituciones encargadas de hacer cumplir las leyes y regulaciones que respaldan este importante derecho.

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LA INTEGRIDAD DE LA IDENTIDAD DIGITAL

Las lagunas sobre la protección y regulación de la Identidad Digital son aprovechadas muy a menudo por personas y organizaciones que pretenden desprestigiar a una persona o marca con información malintencionada publicada en Internet y sobre todo en las Redes Sociales. Es la tarea de los denominados “Trolls”, usuarios difíciles de identificar porque suelen usar uno o varios perfiles falsos, llegando incluso a suplantar la identidad digital del usuario atacado para darle mayor credibilidad a sus publicaciones, con el fin de crear una crisis de reputación o en la mayoría de casos incomodar y desprestigiar a sus víctimas.

La Identidad Digital de una entidad o un individuo en Internet llega a ser casi más importante que su Identidad Real. Es por esto que la educación y la adecuada digitalización son fundamentales para cuidar la reputación y conservar una Integridad de la Identidad Digital, en especial cuando se trata de una marca o de una persona famosa. Hay que seguir una Estrategia Digital con unas recomendaciones básicas a cuidar que aseguren mínimamente un contexto de seguridad y privacidad que permitan conservar la Integridad de la Identidad Digital. Algunas de estas medidas son:

  • Es muy importante vigilar las medidas básicas de seguridad y protección de datos en el mundo Digital. El objetivo principal debe ser evitar el acceso a datos personales por parte de los atacantes, así como evitar las suplantaciones de nuestra Identidad Digital.
  • Por otra parte, hay que saber limitar la información ofrecida en las Redes Sociales y en el nuevo Metaverso, para que la Huella Digital sea lo más neutra posible, ya que puede llegar a ser un verdadero problema en el momento de acceder a un empleo o hacer cualquier tipo de solicitud.
  • Es también súmamente importante monitorizar periódicamente lo que está publicado para poder afrontar y solventar cualquier crisis de reputación debida a un ataque o suplantación. Como por ejemplo, buscar el propio nombre en todo el Ecosistema Digital para ver si alguien lo utiliza indebidamente realizando publicaciones degradantes o conectando con seguidores y contactos con fines publicitarios.
  • Y por último, hay que seguir una serie de normas básicas sobre cyberseguridad que nos permitan proteger en todo lo posible nuestra Identidad Digital, como no utilizar redes públicas o redes WIFI desprotegidas, utilizar siempre contraseñas seguras y cambiarlas regularmente, o vigilar siempre desde donde se realiza el acceso a la banca online o al correo electrónico.

METAVERSO Y LA IDENTIDAD DIGITAL INMERSIVA

El Metaverso, la nueva fase evolutiva de Internet y el Ecosistema Digital, avanza rápido y plantea nuevos escenarios y retos en cuanto a nuestra Identidad Digital. La presencia en esta nueva Red de Mundos Virtuales se manifiesta mediante Avatares, identidades corpóreas digitales que aumentan la cantidad de datos que sumamos a nuestra Huella Digital. Junto a los datos personales, publicaciones, opiniones y acciones conscientes, aparece un nuevo conjunto de métricas inconscientes generadas por el elevado número de sensores presentes en los dispositivos de acceso al Metaverso.

Hablamos de Face Tracking, Eye Tracking, Hand Tracking o Body Tracking, que transmiten a la nueva Red todo lo que gesticulamos, miramos, gestos que hacemos con las manos o con el cuerpo. Esta nueva información puede ser analizada desde un punto de vista psicoemocional y dice mucho sobre lo que realmente somos, aquello que sentimos, pensamos o incluso escondemos, revelando aspectos de nosotros mismos que forman parte importante de nuestra identidad y que son difícilmente controlables, pero que a partir de ahora se manisifestan en nuestra Identidad Digital Inmersiva y estarán presentes en nuestros Avatares del Metaverso.

Esta nueva huella digital inmersiva hace mucho más dificil el papel de los gobiernos en materia de regulación. Si ya es difícil asegurar la integridad de la Identidad Digital en el Ecosistema actual, en la siguiente fase será aún más complicado, y la ley no avanza a la velocidad necesaria para asegurar un marco regulatorio adecuado. El Metaverso aún está en una versión muy inicial, donde la interoperabilidad entre distintos mundos virtuales todavía no se ha establecido, esto dibuja un escenario muy fragmentado, con multitud de identidades avatáricas y huellas digitales distintas, lo que complica la gestión personal de los datos, la vigilancia de la privacidad y la seguridad.

La Identidad Digital en el Metaverso debería considerarse casi como un código genético que extiende y complementa nuestra Identidad Biológica, sobre todo cuando consideramos el concepto de Metaverso Espejo, un mundo virtual masivo superpuesto a nuestro mundo real, la hibridación de la realidad física con la digital, un nuevo concepto denominado Phygital. Cabe preguntarse si estamos realmente preparados para vivir y movernos ya no solo entre diferentes mundos con multitud de Identidad Digitales Avatáricas, sino además en un mundo híbrido que diluye la frontera entre lo que es Real y lo que es Artificial y que puede llegar a crear una enorme confusión.

Quizás es el momento actual donde estamos definiendo lo que será Metaverso, cuando más esfuerzos debemos realizar para asegurar la correcta creación de un Derecho Fundamental sobre Identidad Digital, que nos permita movernos libremente por el futuro Ecosistema Digital Inmersivo, sin miedo a ser suplantados fácilmente o que asegure la interoperabilidad entre distintos mundos y la autenticidad de la experiencia. Sin duda el Metaverso enriquecerá las relaciones digitales, permitiendo a las personas colaborar y coordinarse con más facilidad, pero será algo progresivo y muy difícil de prever sobre la forma que acabará tomando.

El concepto del yo y la Identidad Digital desdibujan nuestra idea sobre quiénes somos realmente y qué significa ser nosotros mismos en los Mundos Artificiales. Si no tenemos un absoluto control sobre que está ocurriendo con nuestra información y datos, sobre todo la que compartimos inconscientemente mediante el tracking de mútiples sensores, nuestra Libertad se verá menoscabada. Habrá que adoptar una postura de cauteloso Tecno-Optimismo, ya que aunque son enormes y muy positivos todos los beneficios que nuestra civilización digital aporta, hay mucho trabajo aún por hacer para crear un entorno seguro y de amplia adopción. La implicación de los gobiernos será esencial para regular y consolidar este entorno, no solo controlarlo, aunque de momento la velocidad es muy lenta e insuficiente. El futuro que viene es incierto pero lleno de esperanza.

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